En el Nombre de Dios, el Misericordioso, el Compasivo |
En la Carta 50 del segundo volumen de sus Maktubat, Hadrat
Imam ar-Rabbani Ahmad al-Faruqi as-Sirhindi (qs) escribe:
El
Islam posee una superficie y una esencia real interna. La superficie del Islam
es en primer lugar la creencia y luego la obediencia a las órdenes y
prohibiciones de Allahu ta’ala. El Nafs al-ammara (el ego que ordena el mal y conduce al error) de una persona que ha
llegado a la superficie del Islam se encuentra en negación y desobediencia. La
creencia (Iman) de esta persona se
encuentra en la superficie de la Fe. El salat que realiza es la apariencia del
salat. Su ayuno, y toda clase de adoración (‘ibadat)
también se encuentran en ese nivel. La razón es que la base de la existencia
del hombre es el Nafs al-ammara. Cuando él dice “Yo”, se refiere a su Nafs. Por
lo tanto, su Nafs no ha logrado el Iman, no posee la creencia.
¿Podrían ser
reales y correctas la creencia y la adoración de estas personas? Puesto que
Allahu ta’ala es muy Misericordioso, Él acepta el logro de la fachada. Él
anuncia la buena noticia que hará ingresar al Paraíso a aquellos con los que Él
está complacido. Es una gran misericordia de Su parte aceptar la creencia del corazón
sin imponer la condición de que el Nafs también deba creer.
Sin embargo, está
la superficie y también la esencia real de las bendiciones del Paraíso.
Aquellos que han llegado a la superficie del Islam en este mundo, obtendrán una
parte de lo que es la fachada del Paraíso, y aquellos que han alcanzado la
realidad del Islam en este mundo, obtendrán la realidad del Paraíso. Ambos, el
que llega a la fachada y el que alcanza la realidad del Islam, comerán los
mismos frutos del Paraíso, pero cada uno obtendrá un sabor diferente.
Las
benditas esposas de Rasulullah (asws) estarán con él en el Paraíso y comerán
los mismos frutos, pero el sabor que obtendrán será diferente. Si no fuera
diferente, entonces esas benditas esposas podrían ser necesariamente más elevadas
que todos los seres humanos, y, puesto que una esposa estará con su marido en
el Paraíso, la esposa de toda persona superior sería superior a él.
Aquel
que alcanza la superficie del Islam, si lo obedece, será salvado en el Próximo
Mundo. En otras palabras, habrá obtenido el estatus de la Wilaya (Intimidad con Allah, Santidad)
inferior, esto es, el placer y el amor de Allahu ta’ala. El que ha sido honrado
con este estatus es aquel que se puede unir al Camino del Tasawwuf (Sufismo) y lograr la Wilaya especial
llamada “Wilayat Khassa”. Él conseguirá que su Nafs al-ammara se desarrolle
hacia el Nafs al-mutma’ina (el ego
sosegado). Debería saberse como certeza que, en orden de progresar en esta
Wilaya, o en la realidad del Islam, la superficie del Islam no debe ser
abandonada.
La
frecuente repetición del Nombre de Allahu ta’ala (Dhikrullah) es lo que hace que uno progrese en el Camino del
Tasawwuf. El Dhikr también es una ‘ibadat ordenada en la religión del Islam. Es
un mandato y una orden tanto en ayats como en hadices.
Es esencial apartarse de
las prohibiciones del Islam para realizar progresos en el Camino del Tasawwuf.
Realizar lo Fard (los actos de adoración
ordenados en el Qur’an al-Kerim) nos capacita para progresar sobre este
Camino. También es una orden del Islam deber buscar un Maestro conocedor del
Tasawwuf y que sea capaz de guiar al Salik (Viajero
espiritual). Dice la ayat 37 de la Surat al-Ma’ida: “Buscad la wasila (el medio) de acercaros a Él”.
Ambas,
la superficie y la esencia real del Islam, son necesarias para ganar la
aprobación de Allahu ta’ala, porque todas las excelencias de la Wilaya pueden
ser alcanzadas mediante la obediencia a la superficie del Islam. Y las
excelencias de la profecía (nubuwwa) (en la medida en que puede recibir esas excelencias alguien que no es profeta) [nunca la profecía misma] son los frutos de la realidad del Islam.
El Camino
que conduce a la Wilaya es el Tasawwuf (Sufismo Islámico).
Es necesario quitar del corazón el amor
por todo aquello que no sea Allahu ta’ala y progresar en el Camino del
Tasawwuf.
Si el corazón se abstrae de todo por la misericordia de Allah,
resulta el Fana’ (extinción de los
impulsos del ego) y el Sair-i ila’Allah (el
Viaje hacia Allah) es completado. Entonces comienza el viaje llamado “Sair
fi’illah” (el Viaje en Allah), al
final del cual acontece el deseado estado de Baqa’ (permanencia en la Presencia Divina). De este modo se alcanza la
realidad del Islam.
La noble persona que alcanza este estado es llamada Wali,
que significa la persona amada por Allahu ta’ala y con la que Él está
complacido. En este grado, el Nafs al-ammara se vuelve mutma’ina (sosegado). El Nafs se deshace del Kufr
y se entrega a sí mismo al Qada’ y al Qadar
(el Designio y la Medida que la Divina Sabiduría emplea en el ámbito de la
Manifestación) de Allahu ta’ala, y lo complace. Empieza a comprenderse a sí
mismo. Se redime de las enfermedades de la arrogancia y la soberbia.
Muchos de
los grandes del Tasawwuf han dicho que el Nafs no podría liberarse de la
desobediencia a Allahu ta’ala sino luego de haber conseguido el sosiego.
Al
retornar de una batalla, Rasulullah (asws) dijo: “Regresamos del pequeño Yihad, para comenzar el gran Yihad.” “Gran
Yihad” ha sido interpretado como el Yihad contra el Nafs al-ammara.
Este faqir (Imam Rabbani) no lo toma en ese
sentido. Yo digo que no queda desobediencia ni maldad cuando el Nafs alcanza el
sosiego. El Nafs también, como el corazón, lo olvida todo, no ve nada más que
Allahu ta’ala. Se vuelve indiferente ante la posición, rango, propiedad y aun
también a sus gustos dulces y amargos. Ha sido aplastado y se ha vuelto una
especie de no-existencia. Se ha sacrificado a sí mismo por Allahu ta’ala.
El
“Gran Yihad” mencionado en el hadiz sharif probablemente es el yihad contra los
deseos físicos y biológicos de las sustancias que constituyen el cuerpo. Ambos,
shahwa, esto es, la lujuria o el deseo violento, y ghadab, esto es, la ira, son pasiones
materiales. Los animales no tienen Nafs, sin embargo, estas inclinaciones
malignas también existen en ellos. Es debido a las propiedades de las
sustancias en el cuerpo que esos animales poseen lujuria, ira e inclinaciones
desordenadas (llamadas inclinaciones
naturales o instintos). El ser humano debería realizar yihad contra esas
inclinaciones. El sosiego del Nafs no rescata al hombre de esas maldades. El
yihad contra ellas es muy benéfico. Ayuda a la purificación del cuerpo.
El
Islam Real le toca a uno en suerte cuando el Nafs ha sido subyugado. Entonces
se alcanza el real Islam. Toda clase de adoración realizada es real: salat,
ayuno y hajj se encuentran en su valor real.
Como se
ha visto, el Tasawwuf (el Camino) o
la Haqqiqa (la realidad) es el pasaje
entre la superficie y la parte interna del Islam. Aquel que no ha logrado la
Wilayat Khassa no puede ser redimido de ser un Musulmán metafórico, sin poder
lograr el Islam Real.
Aquel
que ha alcanzado la realidad del Islam y ha sido honrado con el Islam Real,
empieza a participar de las excelencias de la profecía. Se vuelve un objeto de
las buenas nuevas declaradas en el hadiz: “Los
Sabios son los herederos de los Profetas”. Las excelencias de la profecía
son los frutos de la realidad del Islam, y las excelencias de la Wilaya son los
frutos de la superficie del Islam. Las excelencias de la Wilaya son las
apariencias de las excelencias de la profecía.
La
diferencia entre la superficie y la realidad del Islam consecuentemente surge
desde el Nafs, y la diferencia entre las excelencias de la Wilaya y las de la
profecía proviene de las sustancias del cuerpo.
En las excelencias de la Wilaya
las sustancias obedecen lo que dictan sus propiedades físicas y biológicas.
Energía extra origina exceso, y las sustancias apetecen alimento. Para obtener
esas necesidades se cometen insolentes absurdos. En las excelencias de la
profecía, esos absurdos llegan a un fin.
En el hadiz sharif “Mi demonio se hizo Musulmán”,
probablemente se ha expresado este estado de consciencia, ya que hay un demonio
en el hombre como hay uno en su exterior. El exceso de energía desvía al hombre
y lo hace arrogante, y este es el peor de los malos hábitos. Al deshacerse de
sus demonios, el Nafs se vuelve Musulmán.
En las excelencias de la profecía hay
creencia tanto en el corazón como en el Nafs, y también regularidad y
equilibrio en las sustancias presentes en el cuerpo. Luego de que se ha
establecido el equilibrio entre la materia y la energía del cuerpo, el Nafs es
subyugado completamente. Luego del sosiego no puede regresar a la maldad. Todas
esas cualidades superiores se basan en el Islam. Un árbol no se puede mantener
sin raíz, no importan cuan altas sean sus ramas ni cuanto frutos de, la
obediencia a las órdenes y prohibiciones de Allahu ta’ala es esencial en toda
excelencia.
El Imam Muhammad Ma’sum escribió en la carta 158 del segundo volumen
de sus Maktubat:
Para
alcanzar sa’ada (salvación) se deben
realizar dos cosas. En primer lugar, el Batin, esto es, el corazón, debería ser
rescatado del apego hacia las criaturas. En segundo lugar, el Zahir, esto es,
el cuerpo, debería ser adornado mediante el seguimiento de los Ahkam
al-Islamiyya (los Mandatos del Islam).
Estas dos bendiciones son alcanzadas con facilidad en el sohbet (compañía, asociación, reunión con) de
los Maestros de Tasawwuf. Es difícil alcanzarlas de otra manera.
En orden de
ser capaz de aferrarse al Islam, cumplir fácilmente con la ‘ibadat y mantenerse
alejado de las prohibiciones, el Nafs debe volverse Fani’ (extinguirse a sí mismo). El Nafs ha sido creado feroz,
desobediente y arrogante. Mientras no sea salvado de estas maldades, la
realidad (Haqqiqa) del Islam no
acontecerá.
Antes de la extinción o el sosiego, se encuentra la superficie o la
apariencia del Islam. Luego del sosiego del Nafs, acontece la Realidad del
Islam. La diferencia entre la apariencia y la realidad es similar a la que hay
entre la tierra y el cielo.
Los seguidores de la apariencia logran la
apariencia del Islam, mientras que los de la realidad alcanzan la Realidad del
Islam. La creencia del Awam (legos,
ignorantes) es llamada “Iman Mayazi” (creencia
figurativa). Esta creencia puede corromperse y desaparecer.
La creencia del
Khawas (Sabios, Gente de la Realidad)
está protegida de caer y de ser estropeada. Esta creencia real se encuentra
indicada en la orden: “¡Oh creyentes!
Creed en Allah y en Su Mensajero”, de la ayat 135 de la Surat an-Nisa.
Agradecemos a la dergah osmanli nakshibendi de Argentina por la traducción de estos precisos textos clásicos de dos grandes shaykhs de la Cadena Dorada Naqshbandi, gente líder de Ahlus Sunnah wal Yamaah.
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