Salatul fatih

Salatul fatih
Oh Allah bendice a nuestro Maestro Muḥammad, el que abre lo que está cerrado y sella lo que le ha precedido, aquel que hace triunfar a la Verdad por la Verdad, el guía hacia el camino recto, y a su familia, conforme a lo que merece su categoría y su inmenso alcance

lunes, 17 de octubre de 2011

Sufismo naqshbandi en menos de 300 palabras

En el Nombre de Dios,
el Misericordioso, el Compasivo


EL SUFISMO NAQSHBANDI Y LA VÍA DE LA SINCERIDAD






Sufismo naqshbandi es la Vía del Amor sincero, y el amor de Dios se indica por la obediencia firme y se respalda en el temor real a la desobediencia a Dios. 

Sufismo naqshbandi es la conquista del ego, y no conquista verdaderamente el ego quien no somete su cuerpo, su mente y su espíritu al Maestro, en tanto que busca someterse al Mensajero Completo (la paz sea con él), en tanto que anhela rendirse ante Dios.

Sufismo naqshbandi es sostener en alto Haqq y combatir Batil, sin temor y con el mejor espíritu.

Sufismo naqshbandi es silencio, oración, inteligencia, actividad incansable por Allah, extrañamiento ante el mundo, añoranza del Señor.

Sufismo naqshbandi es como Sayyidina Abu Bakr con Muhammad al Mustafa (saaws).

Sufismo naqshbandi es una perla preciosa, una mirada remota, un corazón imbatible, el estruendo de un Rayo que golpea con Haqq, remeciendo cuanto existe contra Dios, Su Amado y el Islam.

Sufismo naqshbandi es Tasawwuf Muhammadi, es Ahlus Sunnah wal Yamah, es la intimidad de Salman en Ahlul Bayt.

La Fortaleza del Mundo Creyente.  El ejército de los obedientes.  Las filas benditas de la oración.  El alma solitaria desbordada por la secreta intimidad de un Generoso Señor.

¡Qué extraño es este mundo, confuso y corroído, para un espíritu como el de nuestro Sultán, Sayyidi Sheij Nazim, siervo de los siervos de Allah!

¡Qué extraña y escasa la tariqa! 

Incomprendida, rechazada, desconocida.  O traicionada, encelada, difamada.  Con demasiada frecuencia por propios y extraños por igual ...  Si acaso, seguida.  

Como la Verdad misma en las tempestades de Akhir Zaman.

En la Corte del Sultán, hay muy pocos dichosos que ingresan al exaltado, único y noble Diván de los murids.

Y sin embargo, como nuestro Sultán, no hay quien nos mantenga, a propios y extraños, la puerta abierta sin cesar.







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