En el Nombre de Allah, el Misericordioso, e Compasivo |
EL MENSAJERO UNIVERSAL DE
DIOS:
SAYYIDINA MUHAMMAD
La bendición y la paz de Dios sean sobre él
Indice
1. La Vía hacia Dios: función de
los Enviados
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2. La Hermandad de los Mensajeros
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3. El Sello de los Enviados
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4. Muhammad, aspectos de su vida y
sus obras
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I LA VÍA HACIA DIOS: FUNCIÓN
DE LOS ENVIADOS
En el corazón
de todo ser humano hay un anhelo de ir más allá de todo lo conocido, una
intuición de que todo lo que conocemos pertenece a un Orden superior, una
sensación de que al final de todo nuestro mundo conocido, existe un Principio y
un Origen de todo, un Poder y una Sabiduría que ha derramado Sus signos en todo
el océano de la existencia, una Realidad última y Trascendente por la que todo
adquiere sentido, una Fuente de todo Ser que a todo ha otorgado Belleza,
Armonía, Existencia, y que, por tanto, está más allá de todo cuanto jamás
podamos imaginar y posee de manera infinita todas las perfecciones que jamás
podamos conocer o concebir.
Ese algo es el
Ser Único de existencia absoluta, Soberano de toda perfección, cuya inmensidad
apenas si llegamos a sospechar al observar el vasto e insondable universo.
Infinito y Poderoso, Sublime y Majestuoso, no puede haber nada que escape a Su
conocimiento, Lejos y a la vez Cerca, de Infinitos Nombres, si existieran
100,000 universos como el nuestro, o incluso más allá de toda cuenta, todo eso
no podría ser más que una mota de polvo, o menos que un átomo, al lado de Su
Poderosa y Sublime Presencia.
¡Al-lah, no
hay más divinidad que Él!, el Único, el Existente, el Poseedor de Suprema
Sabiduría, Glorioso como nadie más, nada ni nadie se Le asemeja. Toda Gloria y
Alabanza son para Él, y las riendas de todas la Creaciones están sujetas a Sus
manos. De Él viene la Misericordia, el Amor, la Belleza, el Bien. La Suprema
Felicidad eterna y gloriosa está en Él.
Cuando uno
escucha estas verdades que están ocultas en nuestros propios corazones, cuando
uno deja que la voz de nuestro espíritu nos reclame acercarnos a Él, uno ha
reconocido que todo orden y todo sentido no pueden serlo más que si provienen
de Él y a Él nos conducen.
Ésa convicción
básica nos mueve a preguntas fundamentales: ¿cómo responder a estas verdades?
¿cómo actuar después de esto? Pues si no actuamos en concordancia con estas
verdades, intuimos que hay riesgo de que nunca más nada tenga sentido
verdadero, orden real o dicha verdadera.
En este punto,
según la enseñanza revelada, decimos que el hombre ha proclamado:La Illaha
Illa'Allah No hay más divinidad que la Única Divinidad, Dios, Allah,
glorificado y exaltado sea. Pero el camino de respuesta a esta verdad, a este
descubrimiento espiritual que uno ha hecho, apenas si ha empezado.
Hoy en día
muchas personas dicen que creen en un Dios, o en una Inteligencia Suprema, pero
se apresuran a decir que más allá de eso no creen en nada y que simplemente hay
que tener una vida recta en reconocimiento a esa creencia.
Sin embargo,
el mundo sigue presa de sus enormes problemas, hay millones de versiones de qué
significa vivir 'una vida recta' y cada ser humano sigue con sus preocupaciones
y angustias, que cada día se hacen peores. Haber reconocido la verdad
fundamental de que hay un Dios supremo ¡es apenas el primer paso!. Con eso aún
no sabemos exactamente cómo arreglar los acuciantes problemas del mundo y del
ser humano. Cómo conducir nuestra vida, cómo construir las familias, la
sociedad, los asuntos personales y los asuntos sociales.
No seguir la
búsqueda espiritual de cómo responder a esa verdad fundamental, sería como si
después de que nuestro primer maestro nos enseñara que uno más uno es dos,
asombrados dijéramos: ¡Ya sé esto, y no hay más que esto! ¿Cómo podríamos
resolver así el más mínimo problema matemático, cuando vayamos al mercado, cómo
sabremos cuánto debemos pagar y cuánto es el cambio que deben devolvernos?
¿Cómo podría construirse una casa, si se necesitan cálculos de material a ser
usado, altura y longitud de los elementos de la más simple de todas las casas?
... Esa actitud haría que todo el edificio enorme de la ciencia matemática
quede sin ser descubierto.
Si Dios es
infinitamente sabio y misericordioso, debe haber una manera de conocer cómo
responder ante Él. Para el hombre que quiere volverse a Él, debe haber una
manera de encontrar estas respuestas urgentes.
Por eso es que
Dios, en Su Misericordia, ha creado un nexo claro, tangible, entre nosotros y
Él. Allah, a lo largo de la historia de los pueblos, ha puesto frente a
nosotros a Enviados que, siendo seres humanos como nosotros, han sido elevados
a Su Presencia, han sido purificados al más alto grado por Él, y han recibido
un Mensaje de parte del Señor de todos los mundos para sernos transmitidos.
Ésa es la
función de los Enviados: Traer al ser humano, de parte de Dios, el camino que
nos permita responder a la poderosa verdad de que tenemos todos un solo y mismo
Dios, ante quien somos responsables.
II LA HERMANDAD DE LOS
MENSAJEROS
124,000
Mensajeros han venido de parte de Dios al mundo en toda la historia de nuestra
humanidad. 124,000 Mensajeros, en muy diferentes períodos, razas y con
diferentes lenguas, y todos han venido con un único y mismo Mensaje: que no hay
más que un solo y Único Dios, Señor Supremo, el Único a quien se eleva toda
adoración. De Él venimos y a Él, cuando llegue el plazo señalado, volveremos.
Fueron seres
humanos, como nosotros, pero a diferencia de nosotros, ellos recibieron una
apertura espiritual de parte de Dios con la finalidad expresa de llevar a sus
contemporáneos y sus pueblos la Verdad procedente de Allah. Escogidos por
Allah, Él depositó en cada uno de ellos una Luz para servir de antorcha para
sus naciones. Empezando con el Profeta Adán, la paz sea con él, el mundo ha
conocido a través de ellos noticias acerca de Dios, y la humanidad ha recibido
una Guía hacia el Altísimo, hacia la Fuente de toda Felicidad eterna.
313 de esos
Mensajeros fueron, además, Profetas, es decir, Mensajeros especiales que
trajeron las Leyes Divinas para sus naciones, con las cuales se da forma a la
verdadera civilización, la reunión de hombres y mujeres en sociedad que viven
alumbrados por la Verdad que viene del Señor. Los otros Mensajeros, los que no
trajeron por sí mismos Leyes Divinas, vinieron después de los Profetas a esos
mismos pueblos para reafirmar, de parte de Dios, el carácter sagrado de las Leyes
traídas, y volver a enseñar, de parte de Dios mismo, el camino espiritual de
reencuentro con el Soberano Supremo de toda la Creación.
Todos los
Mensajeros son hermanos entre sí, no por la sangre sino por el espíritu. Todos
fueron las joyas más preciosas de la humanidad, los siervos más humildes y
entregados a Dios, los signos vivientes de la Majestad y la Proximidad Divina.
Son los Enviados, los que portan las noticias del Misericordioso, y los que
traen la advertencia a la humanidad acerca de las consecuencias de rechazar el
llamado divino, y extraviarse en la adoración de ídolos falsos, o, en el fondo,
de uno mismo.
En nuestro
corto y fragmentario conocimiento de la historia, hemos olvidado el nombre de
la mayoría de ellos. Los nombres de unos quedaron olvidados cuando sus naciones
desaparecieron, a veces bajo el fuego, a veces bajo el agua, a veces a bajo la
tierra. De otros, la historia ha conservado tan poco recuerdo que sus nombres
se pierden entre mitologías oscuras y páginas del pasado que escapan a nuestro
entendimiento.
Pero el nombre
de algunos aún subsiste entre nosotros. Adán, nuestro padre; Noé, la paz sea
con él, Abraham, amigo de Allah, y muchos otros.
Cinco Profetas
son los más grandes de entre los 313 Profetas. Cinco fueron aquellos a los que
Allah les concedió un rango espiritual inmenso entre los grandes de entre Sus
electos, y les dio a su vez páginas y Libros revelados procedentes de Él.
- Noé [Nuh],
la paz sea con él, llamado el confidente de Allah, en cuyo tiempo la creencia
pura no sobrevivió en más que 80 personas en todo el mundo;
- Abrahám
[Ibrahim], la paz sea con él, llamado el amigo de Allah, padre de naciones que
resistió la opresión y a quien el fuego enviado en su contra por el tirano de
su época no pudo tocar;
- Moisés [Musa],
la paz sea con él, que habló con Allah, y a quien Dios envió al pueblo judío
para liberarlos de la tiranía del Faraón mediante signos del Poder de Allah. A
Moisés se le entregó la Torah por Libro Sagrado;
- Jesús ['Isa]
hijo de la bendita y virgen María, llamado Espíritu (aliento) procedente de
Allah, por lo cual, con el permiso de Allah devolvió vida a los muertos. Fue
enviado a los Hijos de Israel como Mesías mas fue rechazado por la mayor parte
de su gente en su época. Vendrá al fin de los Tiempos, ¡prontamente!, como
seguidor declarado del Más grande de todos los Profetas y Mensajeros, seguidor
del último de todos ellos, a quien el propio Jesús profetizó con anehlo en su
tiempo. Y cumplirá recién en ese entonces la función de ser Mesías de todos los
creyentes. A Jesús se le entregó el Inyil como Libro Sagrado;
- Muhammad, el
Amado de Allah, el Mejor de la Creación, que la bendición y la paz de Allah
sean con él y con sus hermanos los Profetas y Mensajeros, creado primero que
todos ellos y enviado al final, más de 1,400 años atrás, como Sello de todos
ellos. El que trajo nuevamente el camino a Dios, el Islam, al mundo, no ya para
una nación en perticular sino para todas las naciones y pueblos hasta el Día
del Juicio. Con él vino el Sagrado Corán, el libro revelado más completo de
todos los libros enviados por Allah.
III EL SELLO DE LOS ENVIADOS
El Sello de
los Mensajeros y Profetas, Muhammad (saaws), fue
agraciado por Allah por encima de todas las criaturas, y Dios le revistió de
las características más hermosas y los mayores conocimientos de los asuntos de
Dios.
Nació en
Arabia, una tierra olvidada de la gran historia y cultura de la humanidad, y a
pesar de haber recibido durante más de diez años el rechazo de la gente
poderosa e influyente de su ciudad natal, la Meca, Allah le concedió supremacía
por sobre sus adversarios. A pesar de que su tierra natal estaba al margen de
las grandes culturas y civilizaciones, por causa suya surgió no una sino varias
civilizaciones y culturas de sello islámico y menos de treinta años después de
su muerte su mensaje había alcanzado de extremo a extremo del mundo conocido en
ese entonces, desde las costas de España hasta la frontera con China.
Sus milagros
dejaron atónitos a quienes lo conocieron. ¿Qué Profeta pudo ordenar, no ya al
mar, sino a la propia Luna, partirse en dos y recomponerse inmediatamente para
mostrar un signo del Poder que viene de Allah? Cuando su mano posó en uno de
sus Compañeros, una fragancia en esa zona del cuerpo le acompañó a esa persona
hasta el fin de sus días, muchos años después: la fragancia de las manos del
Mejor de la Creación.
Su rostro
era de una belleza no conocida, y muchos declararon que vieron su rostro
asemejarse a la Luna cuando ilumina. En sus manos, las propias piedras hablaron
y declararon que hay un único Dios y que Muhammad es Su Mensajero. Muchos
testigos de integridad declararon que, cuando trasladó su lugar de alocuciones,
el árbol a cuyo lado pronunciaba sus discursos, y que ya no lo oiría más, gimió
de pena. ¡Cuántas personas, a quienes se les había predispuesto en contra de
él, apenas verle dijeron: Éste es el Mensajero de Dios! Curó y dio de comer. De
sus dedos benditos manó el agua para dar de beber.
Cambió el llanto en alegría
y elevó a esclavos a posiciones de dignidad y poder. Uno que fue corriendo a
matarlo, jurando matarlo o morir en el intento, uno de los guerreros más
fuertes de la Meca, en el camino ¡terminó declarando que no hay más que un solo
Dios y que Muhammad es Su Mensajero! y se hizo uno de sus más grandes y leales
Compañeros.
Un rey, al recibir la comitiva de los enemigos del Islam que
querían ganar su favor contra el Mensajero de Dios, los escuchó y al terminar
de escucharlos ¡reconoció que no hay más que un solo Dios y que Muhammad era
verdadero Mensajero de Dios!.
Enseñó el valor y el coraje heroicos a quienes
antes temían, enseñó la misericordia a quienes eran duros de corazón, a los
iletrados los hizo autoridades en el conocimiento divino, y llamó al amor y al
temor de Dios, al servicio al Único y a la vida llena de las bendiciones y
luces que proceden de Dios.
¡Allah, Allah!
En contacto con Su Mensajero, incluso
quienes antes enterraban vivas a sus hijas terminaron siendo gente de rectitud
y sinceridad, y fueron contados entre los próximos a Allah.
A diferencia
de su hermano Nuh, la paz sea con él, el Profeta Muhammad (saaws), el Amado de
Allah, pasó a la otra vida rodeado de 124,000 Creyentes y Compañeros. A
diferencia de su hermano Ibrahim, la paz sea con él, el Elegido de Allah,
Muhammad Mustafá (saaws), no solo
triunfó sobre los opresores de su tiempo sino que él mismo recibió de Dios el
gobierno y mandato sobre la vida de la nación de los creyentes.
A diferencia de
su hermano Musa, la paz sea con él, llevó a los creyentes con apenas pocos
signos grandes de intervención divina a gobernar en el mundo como testigos de
la Revelación, y no hubo una Tierra Prometida a la que se le impidiera el
acceso ni erraron en castigo sus Compañeros por 40 años en el desierto.
A
diferencia del Profeta 'Isa, la paz sea con él, enseñó no tres sino veintitrés
años a su gente, el Libro revelado que dejó nunca ha sido alterado, estableció
con singular firmeza la aceptación de Dios de modo que sus gentes nunca
dijeran, movidos por el amor a él o por el asombro por sus milagros, que él era
más bien Dios en vez de un siervo de Dios, recibió en su propia vida el
juramento de fidelidad de creyentes de diversas lenguas y naciones, triunfó
sobre sus adversarios, muchos de los cuales se hicieron sus leales seguidores y
forjó una nación poderosa, sublime, que se expandió y se expande por doquier.
¡Oh Gentes,
conózcanlo! Él es Muhammad, la bendición y la paz de Dios sean con él, el más
honrado siervo en la Presencia de Dios. Jamás corazón alguno ha penetrado tanto
en los reinos de la intimidad de Dios como él , jamás tanto
conocimiento celestial y divino ha sido vertido en el pecho de un ser humano
como en él.
Incluso el
más grande de entre todos los ángeles y los arcángeles, el arcángel Gabriel
[Yibril], la paz sea con él, declaró que no podría acercarse junto con el Amado
de Dios sino solo hasta cierto punto, después del cual Muhammad continuó solo,
hasta donde nadie antes jamás llegó, pues de lo contrario la Inmensidad de la
Presencia de Dios habría acabado con Gabriel.
Todos los
Mensajeros y los Profetas han sido Enviados para hablar a sus hermanos entre la
humanidad. Pero sólo Muhammad (saaws) fue
Profeta general de los Hombres y los Yinnes, de los seres humanos tanto como de
aquellos a quienes nuestros ojos no alcanzan a ver. Los 124,000 Mensajeros,
incluidos los Profetas, hicieron la oración liderados por él, el Sello de
todos, cuando el Arcángel Gabriel los convocó en Jerusalén, antes de acompañar
a Muhammad a la
Presencia Insondable de Dios.
Muhammad, la bendición y la paz de Dios aumenten sobre él, es el
Sello de los Mensajeros y Profetas tanto para Hombres, Jinnes, como para
siervos de Dios que jamás siquiera escucharon hablar de nuestro padre Adán.
Muhammad (saaws) es Rahmata
lil 'alamin, Misericordia para todos los Mundos, como Allah el Altísimo declara
en el Sagrado Corán.
Él (saaws), creado antes
que cualquier otra creación y enviado al final, recibe primero que nadie las
luces y los resplandores que Allah el Único decide enviar a la Creación y desde
él (saaws) se
distribuyen después las luces y las realidades internas hacia el resto de la
Creación.
El Mediador,
el Conocedor Perfecto, el Más Íntimo a Dios, la expresión más elevada y
comprensiva de todas las perfecciones que Allah ha querido expresar en la
Creación, la primera luz creada por Dios y la luz con la cual Allah creó el
resto de la Creación, Muhammad (saaws) recibió
los más elevados dones y sin embargo siempre se encuentra en sumisión completa
a la Voluntad de Dios, entregado enteramente a adorar a Dios, sin distracción
ni disminución, a adorar al Único, a Aquel que no tiene nada ni nadie que Se le
parezca, Dios, Allah, glorificado y exaltado sea. De Allah venimos y a Allah
volvemos y no hay más dios que Allah, Único y sin asociados. El Poder y la
Fuerza son solo de Allah.
IV MUHAMMAD: ASPECTOS DE SU VIDA
Y SUS OBRAS
El era el
Corán caminando, así definió el carácter de Muhammad (saaws) su
esposa 'Aisha, Madre de Creyentes, que Dios la tenga en Su misericordia. Su
vida y su carácter ejemplifican todo lo que Allah ha revelado en el Sagrado
Corán.
Tomos y tomos
de libros podrían ser escritos, y han sido escritos, y nunca acabarán de
acercarse a la descripción del Mensajero de Allah (saaws). Su
nacimiento estuvo colmado de milagros, su vida estuvo colmada de milagros, su
transición al más allá fue un milagro, su permanencia con su nación después del
tránsito a la otra vida es también un milagro, su accesibilidad a los creyentes
sinceros en toda época es un milagro.
El Sagrado
Corán fue el más inmenso milagro que recibió. La Verdad con la que se guía al
mundo, el Criterio para discernir lo correcto de lo incorrecto, lo positivo de
lo dañino, lo que vale de lo que no es más que engaño de este mundo.
Sus ojos
lloraron la muerte de seres queridos, su estómago padeció hambre y su corazón
padeció el rechazo de tantos seres queridos, pero jamás su espíritu se desvió
de la entrega a Dios.
Permaneció fiel a su Señor cuando le calumniaron, cuando
se burlaron de él, cuando le ensuciaron el cuerpo con sangre e intestinos de
carnero mientras él, silencioso, se encontraba postrado ante su Señor, con la
frente en el suelo en adoración a Dios. Saludaba y trataba con cordialidad a
sus adversarios, visitó a quienes de ellos se encontraban enfermos, nunca
devolvió insulto por insulto y su ejemplo fue un faro para los corazones de la
gente sincera que lo encontró.
Cuando Allah
le ordenó retirarse de su ciudad, tras diez años de maltratos, humillaciones,
incomprensión e incluso, finalmente, intentos de asesinato contra él, fue el
último de todos los creyentes en irse de la Meca a Medina.
Viajó a Medina
acompañado de su más leal amigo y Compañero, Abu Bakr as-Siddiq, mientras su
sobrino 'Ali, el León del Islam, arriesgaba su vida haciéndose pasar por el
Profeta (saaws) en la cama de
este último, cuando los conspiradores fueron a buscarlo a su cuarto para
matarle.
Emigrando de
la Meca hacia Medina, fue perseguido por la gente de su ciudad y se ocultó en
una montaña, en una entrada donde la araña tejió su tela y el ave hizo su nido
para proteger al Mensajero para
toda la Creación, haciendo parecer que al lugar nadie había entrado durante
mucho tiempo.
En la
oscuridad de dicha entrada, el Profeta (saaws) abrió
para Abu Bakr as-Siddiq, que Allah esté complacido con él, el conocimiento del
tasawwuf, el conocimiento de las ciencias internas, y dio origen a una
corriente de espiritualidad que llega hasta hoy en día.
Llegó a
Medina, aclamado por la gente que lo recibió con los brazos en alto, y allí
Allah permitió que los musulmanes encontraran su nuevo hogar y el crecimiento
conjunto que habían estado anhelando desde años atrás.
Cuando los
rebeldes contra Allah se reunieron nuevamente para acabar con los musulmanes,
el corazón del Profeta (saaws) no se
apuró en tomar las armas en defensa, sino que esperó y esperó, incluso en
contra de la urgencia que mostraban sus Compañeros, hasta que Allah hizo el
llamado a los creyentes a poner sus vidas en el camino de Allah para evitar que
la corrupción prevaleciera en el mundo y evitar que la Revelación fuera
desterrada del mundo al que esa Revelación debía salvar.
Con gentes que
en su gran mayoría no estaba preparada para las batallas, con gente iletrada,
gente humilde y simple, afrontaron juntos la Hora decisiva de la entrega a
Allah con las propias vidas, y en el frente nadie hubo más valeroso que el
Mensajero de Allah (saaws) ni más
rápido tampoco en perdonar al enemigo que se retractaba.
No hay canto
épico que pueda narrar la compasión, la generosidad, la bravura, la
caballerosidad, la caridad, la dignidad, la humildad, el desapego completo de
los bienes de este mundo, la sonrisa, los ojos profundos, las manos cálidas, la
dulzura del Mensajero de Allah (saaws).
Él fue y es
el mejor de todos los mejores. Todos los que se le acercaban se sentían tan
honrados por su trato que pensaban haber sido los más elogiados por él. Incluso
cuando Allah abrió para él las puertas de todas las riquezas de Arabia, jamás
atesoró para sí riquezas ni pocas ni muchas y siempre repartió con generosidad
en beneficio de los demás. Y siempre su corazón prefirió la oración y la
intimidad con su Señor.
Él dijo: "Búsquenme entre los pobres", y dijo
también: "Quien me ame, debe prepararse para la pobreza, pues la pobreza
le alcanzará como la flecha alcanza el objetivo".
Dijo: "El
mejor de entre ustedes es el que mejor trata a su esposa".
Dijo: "El
Paraíso está a los pies de la madre".
Y dijo: "Todo este mundo está
maldito excepto por el Recuerdo de Dios y aquello que lleva a recordarlo".
De sus
benditos labios salieron estas frases: "Dos ciclos de oración a Dios valen
más que el mundo y todo lo que contiene"; "Este mundo es para el
creyente como el árbol en que un viajero, tras un largo viaje, descansa unos
minutos bajo la sombra; después se levanta y se va".
Vivió siempre
conforme a su máxima: "El Hijo de Adán sólo tiene derecho a un poco de
pan, un techo para dormir y un vestido para cubrirse".
Adornó los
corazones de su gente con el Bien que proviene de la sumisión a Allah, con los
perfumes que son un anticipo de los perfumes celestiales de la Otra Vida.
De su
mano miles de miles de personas volvieron su corazón hacia Allah, abandonaron
la oscuridad del politeísmo, libraron la lucha contra sus propios egos,
construyeron una civilización basada en la primacía de Dios por sobre todas las
cosas, y legaron a la humanidad el más perfecto ejemplo de vidas entregadas a
su Señor, aquellas que confirman la verdad de las palabras del Profeta (saaws): "No he
venido más que para mejorar el carácter" y "El mejor de ustedes es el
que tiene mejor carácter".
El Camino de
Muhammad (saaws), el Profeta
final para toda la humanidad, no ha sido ni una utopía que nunca se realizó ni
una ideología que se maquinó en el cerebro de las personas. Proviene del regalo
de Dios y se hizo realidad, y esa realidad ha sido legada a todos aquellos que,
siguiendo su Camino, son en cada época herederos de la Vía del Profeta, Guardianes
Celosos de la Inmaculada Verdad.
"Anhelo
ver a mis hermanos" - dijo un día el Profeta (saaws). Sus Compañeros
le respondieron: "¿Acaso no somos nosotros tus hermanos". Él les
dijo: "No, ustedes son mis Compañeros. Mis hermanos son los que aún están
por venir".
¡Oh Mensajero
de Allah! ¡Que la bendición y la paz de Allah sean contigo!
¡Que podamos
reunirnos en la reunión donde los corazones se llenan de gozo por la cercanía
con Dios! ¡Oh Mensajero de Allah! ¡Pide a Allah por nosotros, pues los tiempos
se han vuelto obscuros, y nuestras fuerzas pocas, y nuestra debilidad nos
traiciona, pero confiamos en tu ejemplo y en la Palabra de la Verdad!
Alhamdulillahi
Rabbil 'alamin (Las Alabanzas son para Allah, el Señor de los Mundos).
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