En la Noche de la Ascensión, el Amado de Dios, el Profeta Muhammad, que la bendición y la paz de Dios sean abundantemente sobre él, fue aclamado en la tierra por todos los Mensajeros de Dios, y en los Cielos por todos sus habitantes, pues llegaba aquel cuyo nombre habían visto inscrito los más grandes de entre ellos en el Trono Altísimo, junto al nombre de su Señor, como el siervo más amado y fiel a Allah, subhana wa ta'ala.
Miniaturas del arte islámico consagrado a recordar el Mir'aj . El rostro del Profeta (BP) permanece sin ser representado.
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