Salatul fatih

Salatul fatih
Oh Allah bendice a nuestro Maestro Muḥammad, el que abre lo que está cerrado y sella lo que le ha precedido, aquel que hace triunfar a la Verdad por la Verdad, el guía hacia el camino recto, y a su familia, conforme a lo que merece su categoría y su inmenso alcance

martes, 28 de junio de 2016

El Rostro Radiante de Sheykh Abdul Kerim

En el Nombre de Allah,
el Misericordioso, el Compasivo




CUANDO UN HOMBRE VIO EL ROSTRO RADIANTE
DE NUESTRO MAESTRO


BismillahirRahmanirRahim


Una vez, unos cuantos murids y yo mismo estábamos con Sheykh Effendi Hazretleri en la Calle 39 en Manhattan, cerca a la entrada a la Dergah después del Zikr del viernes por la noche.  

Sheykh Effendi solía ir frecuentemente a la calle por la noche una vez que las actividades con la yamaah (la comunidad) se habían completado, y pasaba algún tiempo allí, viendo en la escena, y la hora era habitualmente tarde.  Si has estado por allí durante ese tiempo, sabes que es como una jungla.

Una vez, en una de esas noches, un hombre que sostenía una bolsa de papel marrón y que claramente había estado bebiendo, bajó por la calle y se nos acercó.  Sheykh Effendi le saludó con una sonrisa y le preguntó cómo estaba.  El hombre devolvió el saludo y empezó una conversación con Sheykh Effendi.

Mientras esto ocurría, note algunas cuantas cosas.  Sheykh Effendi ni una sola vez le dijo que se fuera ni le habló mirándolo desde lo alto ni le hizo un además de rechazo.   Para mi sorpresa, en lugar de ello, se puso a conversar con él de una amiga muy amigable, como si fuera su amigo de muchos años, y realmente escuchó lo que tenía que decirle este hombre ebrio.  Yo estaba muy sorprendido con esto, ya que nunca había visto nada así antes.

[El lector debe tomar en cuenta que en el Islam el alcohol está estrictamente prohibido y el murid que narra esto viene de una infancia y país donde ver a una persona ebria, no es como aquí cosa de todas las semanas, sino que es una verdadera rareza y es considerado como algo terriblemente reprobable y que todos rechazan, ya que el Islam protege desde hace siglos la estabilidad de la vida social y familiar de los peligros del alcohol al punto que la sola idea de la ebriedad es sumamente extraña, masha’Allah.  

Una de las cosas que más le extraña a un musulmán en el ambiente de Occidente es la permisividad con el alcohol y la ignorancia de los males que ello genera, al punto que aquí hablar con una persona ebria es considerado normal porque la ebriedad es considerada normal y es socialmente admitida.  

Pero en este encuentro, acaban de estar reunidos musulmanes en una reunión de Zikr, que acaba de experimentar la purificación y la dulzura espiritual de la pureza de quien quiere entregarse en pureza a Allah; y es el maestro espiritual mismo el que después recibe en la calle, en ese ambiente tan diametralmente distinto al que ellos acaban de vivir, una persona que ha estado viviendo una de las escenas más lamentables en las noches de las grandes ciudades].

Hasta ese momento, yo trataba de evitar a los borrachos por supuesto, y jamás en mi vida había visto a alguien a quien se considerara como una persona santa, o un sabio musulmán o siquiera a un hombre mayor, darle la bienvenida a un ebrio en la calle.

Pero aquí atestiguábamos a Sheykh Effendi, con su modo propio de darle bienvenida a las personas, con su presencia bendita y su rostro sonriente, conversar con este hombre con sinceridad.

Esta actitud de mi Sheykh, por supuesto, tuvo un efecto profundo sobre este hombre.

Él miró a Sheykh Effendi, tomó una pausa y verdaderamente le miró con atención y le sonrió también y exclamó:  ¡Uau, en verdad es bueno encontrarse contigo!

Sheykh Effendi le respondió: “¿Ah sí?  Démonos la mano”.  El hombre tomó las manos de nuestro Maestro y se conmovió aún más.

Sahibus Sayf [Sheykh Effendi] le dijo:

“Repite después de mí:  ¡Ashadu an La Ilaha Ill’Allah, wa Ashadu Anna Muhammadan Abduhu wa Rasuluh!”.

El hombre lo repitió y de pronto, quietamente, empezó a llorar y a acercarse más para abrazar a Sheykh Effendi.  Sheykh Effendi también le abrazó y fui capaz de tomarles una foto juntos.






Después, Sheykh Effendi metió la mano en su bolsillo y saco de allí un dulce que le dio al hombre.  Y le dio que no se preocupara, que lo volvería a ver de nuevo.

Esto hizo que el hombre estuviera contento y a medida que se iba volteaba varias veces a ver a Sheykh Effendi, con los ojos empañados y con una sonrisa en su rostro.

Sheykh Effendi después nos dijo a los que habíamos presenciado este hecho tan especial: “Hagan que digan la Shahadah.  Incluso si no saben lo que están diciendo, está bien.  Que la lengua diga estas palabras.  Esto volverá de nuevo a ellos un día antes de que se vayan de este mundo, como una protección.  Es suficiente que la lengua lo diga.  Un día esto entrará en el corazón”.

Hay miles de hechos así que han experimentado muchos de los que han sido bendecidos con estar en la compañía de nuestro Sheykh.  Ver a un hombre, extraño a nosotros y nosotros a él, ir de una vida de incredulidad a la fe en un solo instante, si ningún ‘da’wah’ o chillah (que haya pasado  40 días en yamaah) o debate, no es más que un milagro.

Me hizo pensar que yo solía leer acerca de incidentes como éstos acerca de Santo Profeta (‘alayhi salatu wa sallam).  Cuando la gente se encontraba con el Santo Profeta (asws) y observaba su rostro radiante y caían embelesados y aceptaban el Islam de su mano.

Y Allah me hizo atestiguar esto en vivo con uno de sus más amados, Sahibul Saif, Sheykh Abdul Kerim al Kibrisi al Hakkani Hz.  Era como decir: ‘¡Mira! No es algo muerto, ¡está vivo!  No es pasado, es presente y continúa con los herederos del Santo Profeta (asws) y tú estás con uno ahora, ¡mira!’

Todos tienen un trabajo.  ¿Qué estaba haciendo Sheykh Effendi en altas horas de la noche del viernes en la Calle 39 en Manhattan cuando el mundo entero estaba ocupado buscándose más problemas?  Estaba llevando a cabo la misión del Santo Profeta (asws) Estaba sacando a gente de la jungla, fuera de sus propias ciénagas de problemas, y limpiándolos como hizo su vida entera.

Yo soy uno de los miles que él sacó de la jungla.  Nuestro Lokman Effendi Hz. continúa manteniendo viva la misión de nuestro Profeta y la de nuestro Sheykh, que Allah le dé fortaleza y una larga vida. 

Yo suplico y pido apoyo para ser capaz de servir de un modo que sea agradable a ellos insha’Allah.  Que Allah eleve la estación de Sahibus Sayf y que proteja y continúe dando más fuerza y apoyo a nuestro Lokman Effendi Hz. en este mes bendito de Ramadán.  Amin.


- El murid que escribió este texto se llama Hayder Ali.-


* * *

Le preguntaron una vez a Shaykh Abdeqader al Jilani (qs) lo siguiente: "sabemos de la condición que tendrán tus buenos seguidores, pero ¿qué pasará con tus malos seguidores?"  

El noble Shaykh respondió: "Mis buenos seguidores me tienen devoción; en cuanto a los malos, yo tengo devoción en salvarlos". 





Vínculo relacionado:

El Rostro del Rasulullah (saaws)

1 comentario:

  1. mashaallah, bella historia para comenzar el dia, as salaam, luz a sh abdul karim por siempre amin

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