Salatul fatih

Salatul fatih
Oh Allah bendice a nuestro Maestro Muḥammad, el que abre lo que está cerrado y sella lo que le ha precedido, aquel que hace triunfar a la Verdad por la Verdad, el guía hacia el camino recto, y a su familia, conforme a lo que merece su categoría y su inmenso alcance

miércoles, 18 de junio de 2014

¡Te han lavado el cerebro!

En el Nombre de Allah,
el Misericordioso, el Compasivo


TE HAN LAVADO EL CEREBRO


¿Qué tiene de especial que un murid muchas veces parezca ir en contra de las decisiones sensatas o normales de personas a su alrededor y se exponga algunas veces a lluvias de críticas, a veces muy dolorosas?  

Algunas veces pueden criticarle sus amigos, otras quizá su familia misma, o tal vez sus compañeros o compañeras.  Casos hay en que no falta quien se le oponga, quien quiera llamarlo al orden, incluso usando su relación familiar o de amistad con este propósito, creyendo que le da un buen consejo de musulmán a musulmán, de padre a hijo, etc.

¿Por qué tiene un murid que provocarse todo esto?

¿Está ciego y le han lavado el cerebro por el culto a una persona, como le dicen?

¿Ha perdido su fe, creyendo haberla encontrado?

El murid no es más que un musulmán que ha empezado poco a poco a enamorarse incurablemente del Islam por haber entrado cada vez más en contacto con una persona que a su vez es una persona que está incurablemente enamorada de Allah [enamorada de Dios, glorificado Sea].

Atención a las palabras.

El uno, el murid, está enamorándose perdidamente del Islam, sólo allí encuentra su alegría, sólo allí satisface su sed, sólo allí calma sus lágrimas, sólo allí encuentra combustible para seguir ardiendo de amor.

Ya no son lecturas, ya no es un asunto de charlas, no es un asunto de actividades sociales ni de sermones; tampoco es un asunto seco de discusión de ideas.

Es amor, temor, alegría, energía, pasión. Se ha vuelto vivo, poco a poco.

Falta todavía un largo trecho hasta que esa persona esté incurablemente absorbida por el Mensajero de Dios, la paz sea con él.

Y falta todavía un trecho desde allí para que esa persona esté incurablemente enamorada de Allah, glorificado y exaltado Sea.

Pero el otro, su maestro, es ya uno de los que arden en amor por Dios.

Y como eso le contagia, el murid, el musulmán, ve allí la fuente de la que mana todo su nuevo vigor.

Entonces le dice adiós a todo lo que no sea esa senda loca de amor.
Y da giros en su vida como un huracán.

¿Cómo va a ser tu vida igual después de conocer a uno que está incurablemente enamorado de Dios?

Pero qué extraño es esto, ¿acaso será una peligrosa desviación?

Más bien "el mundo y todo lo que éste contiene está maldito, salvo por aquello que lleve al Recuerdo de Dios" (Hadiz del Profeta del Islam, la paz sea con él).

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