Salatul fatih

Salatul fatih
Oh Allah bendice a nuestro Maestro Muḥammad, el que abre lo que está cerrado y sella lo que le ha precedido, aquel que hace triunfar a la Verdad por la Verdad, el guía hacia el camino recto, y a su familia, conforme a lo que merece su categoría y su inmenso alcance

martes, 25 de enero de 2011

Fuente Real de Poder


Hoy la gente habla de Revolución, grita en las calles, demanda, realiza actos de protesta, busca proteger sus intereses en parlamentos shaytanicos bajo la perversa forma política de la democracia, y se agita sin cesar volviendo sus días cada vez más problemáticos.

Sheij Abdul Kerim Effendi mencionó en cierta ocasión una forma por la cual, dijo -y su afirmación no pretendía ser ni poética, ni metafórica, sino entreamente literal-, un país entero podía verse radicalmente transformado.

Estaba él conduciendo una reunión de zikr en la ciudad de Nueva York, famosa megápolis, una de las capitales mundiales de kufr y del capitalismo usurero mundial.  Dijo nuestro Sheij que en medio de toda la oscuridad densa de Nueva York, ciudad poblada de jinnes, rebelde contra Allah, un círculo de luz como el de una reunión de zikr en una dergah establecía una protección contra la cual el shaytan no tenía armas.

Mencionó:

De hecho, con varios círculos de dhikr así, con personas que se reúnan en yamah para el salat de fayr, esta ciudad cambiaría de la noche a la mañana, pues los shaytanes se verían expulsados de una ciudad en la que hubiera muchos impactos de los círculos de luz.

Y prosiguió:

Escuchen lo que digo.  Si hubiera cuarenta dergahs en un país incluso de muchos millones de personas, tan sólo cuarenta dergahs, con no menos de cuarenta personas en cada una de ellas, que por un lapso de cuarenta días todos ellos hubieran acudido presurosos, no como ustedes, en ghaflat, a quienes tengo que despertar y llamarles la atención en voz alta para que se apuren, sino que acudieran presurosos, con el espíritu activo, a hacer el salat de fayr, al final de esos cuarenta días ese país cambiaría radicalmente, como de la noche a la mañana, pues con tanta luz en las yamaahs sería imposible que los shaytanes retuvieran el control sobre ese país; imposible.  Serían expulsados, se escaparían ahuyentados.  Pero ¿dónde se encuentra hoy un país así? 

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Ofrecemos a continuación unas fotos del salat, la fuente del éxito verdadero para esta y la otra vida, el momento de la sumisión del siervo indefenso y débil ante Allah, el Señor de los mundos, y el momento en que Allah concede su protección a quien encuentra sincero.

La foto final ocurrió momentos después de un salat conducido por Sheij Abdul Kerim Effendi, en esa misma megápolis de kufr, ante uno de los símbolos masónicos-faraónicos de kufr, reivindicando la primacía desbordante del Islam.  Apenas a una o dos cuadras de la Casa Blanca.  Sheij Effendi, en estado de jalal, llevaba un turbante negro.

Delante del grupo, en alto, frente al monumento de kufr, la bandera verde con la media luna del Islam.











¡Allahu Akbar!



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