Una persona dando bayat o pacto de lealtad:
Para seguir a un maestro espiritual en el Islam (o Shaykh), es decir, para formar parte del grupo de sus estudiantes (ingresar en la tariqa o la Vía del sufismo), uno da 'bayat’ al shaykh.
El Bayat, pacto de lealtad, es una sunna o costumbre que nos viene recogida positivamente desde la época del Profeta del Islam, sallallahu alayhi wa sallam, y está reconocida además en el propio sagrado Corán.
En el año 4 después de la Hijra, es decir, después de que él migrara a Medina, el Mensajero (que la bendición y la paz de Dios sean con él - BP) fue con un grupo de Compañeros de Medina con dirección a la Meca para hacer el Hajj o la Peregrinación a la Meca, y los mecanos, en ese momento enemigos de los musulmanes, los detuvieron. Hubo varias negociaciones en Hudaybiyyah, parecía que los mecanos podrían declarar una guerra contra los musulmanes allí mismo, y el Profeta (BP) recibió bajo un árbol el juramento de lealtad y seguimiento de sus Compañeros que estaban con él. Juraron que le seguirían y le serían leales contra todo obstáculo y en toda circunstancia. El valor del bayat, de ese pacto de reconocimiento como líder, fue tal que Allah el Altísimo hizo descender un versículo del Sagrado Corán al respecto:
"Realmente Allah quedó complacido con los creyentes cuando te juraron fidelidad bajo el árbol y supo lo que había en sus corazones e hizo descender sobre ellos el sosiego y los recompensó con una victoria cercana". (Sagrado Corán, Sura 48, ayat 18).
A la muerte del Profeta (BP), cuando Abu Bakr as-Siddiq recibió la investidura como Califa, recibió también el bayat o pacto de lealtad de los musulmanes. Y desde ese entonces en adelante, cuando un Califa o Sultán ha recibido su investidura, ha tomado bayat de las gentes.
Allah dice en el Corán:
"Oh Vosotros que creéis, obedeced a Allah, al Mensajero y a aquellos de autoridad entre vosotros". (Corán, Sura de las Mujeres, 4, ayat 59)
Por tanto, en el caso del tasawwuf, en el camino de la espiritualidad islámica, cuando se da bayat a un Shaykh, cuando uno, reconociendo que necesita un guía en el camino hacia Dios, libremente se compromete a ser leal seguidor de un Maestro espiritual, es decir, seguidor de un wali o amigo íntimo de Allah, eso se hace en cumplimiento del versículo mencionado: "obeceded ... a aquellos de autoridad entre vosotros".
La autoridad puede ser espiritual, temporal (es decir, política), o ambas a la vez.
La autoridad de ambas a la vez la tuvo el Profeta (BP) y, después de los primeros cuatro califas del Islam, los Califas ostentaron la autoridad temporal o política mientras que los grandes awliya (los amigos de Allah, los santos-gnósticos del Islam), han recibido primacía en el campo de la autoridad espiritual. Estas últimas personas, los awliya, también son llamadas los sadiqun (los veraces) o los salihin (los rectos), siendo estos tres términos, consagrados en el Sagrado Corán.
Por eso, tradicionalmente, se ha dado bayat al Sultán y adicionalmente, cuando uno ha buscado seguir una vía de espiritualidad, se ha dado bayat, asimismo, a un shaykh de una tariqa o Vía sufi.
En tasawwuf, en el sufismo, eso significa que uno confía en el maestro al que se ha acercado, que desea aprender de él, que pide ser aceptado humildemente como discípulo, que pone sus asuntos espirituales en las manos de un guía experto en asuntos espirituales y que recibe, asimismo, la bendición del shaykh para poder avanzar en el camino hacia Dios de manera ordenada y sincera.
La diferencia entre quien da bayat y quien sigue sólo 'por lecturas', o 'de lejos' a un shaykh, es la diferencia entre uno que tiene un compromiso sincero y reconocimiento con el shaykh y pasa a ser parte de la comunidad del shaykh y uno que sigue intentando aprender, en último término, sólo por sí mismo, y, por tanto, a merced de su propio ego.
Cuando uno da bayat a un maestro, se empieza a crear un lazo entre uno y otro, y uno puede acudir más íntimamente a exponerle problemas internos al shaykh para escuchar su consejo (nasiha). Y después de todo, como dice un conocido dicho (hadiz) del Profeta (BP): Din an-nasiha, la Religión (el Islam) ES consejo. Por tanto, es buscar consejo y saber recibirlo, es ponerse en actitud de recibir consejo de quien tiene autoridad espiritual para ello.
Por eso, tradicionalmente, se ha dado bayat al Sultán y adicionalmente, cuando uno ha buscado seguir una vía de espiritualidad, se ha dado bayat, asimismo, a un shaykh de una tariqa o Vía sufi.
En tasawwuf, en el sufismo, eso significa que uno confía en el maestro al que se ha acercado, que desea aprender de él, que pide ser aceptado humildemente como discípulo, que pone sus asuntos espirituales en las manos de un guía experto en asuntos espirituales y que recibe, asimismo, la bendición del shaykh para poder avanzar en el camino hacia Dios de manera ordenada y sincera.
La diferencia entre quien da bayat y quien sigue sólo 'por lecturas', o 'de lejos' a un shaykh, es la diferencia entre uno que tiene un compromiso sincero y reconocimiento con el shaykh y pasa a ser parte de la comunidad del shaykh y uno que sigue intentando aprender, en último término, sólo por sí mismo, y, por tanto, a merced de su propio ego.
Cuando uno da bayat a un maestro, se empieza a crear un lazo entre uno y otro, y uno puede acudir más íntimamente a exponerle problemas internos al shaykh para escuchar su consejo (nasiha). Y después de todo, como dice un conocido dicho (hadiz) del Profeta (BP): Din an-nasiha, la Religión (el Islam) ES consejo. Por tanto, es buscar consejo y saber recibirlo, es ponerse en actitud de recibir consejo de quien tiene autoridad espiritual para ello.
Los consejos que curan los corazones son los consejos y guías de un siervo de Allah sincero que ha seguido el camino de la purificación del corazón a través del dhikr o Recuerdo entusiasta de Dios.
Hoy en día, en esta era de individualismo, de precjuicio materialista contra lo espiritual, en la que se cree que no puede haber nadie superior a nosotros y en la que la sabiduría se confunde con la mera posesión de montañas de información, muchos musulmanes han abandonado la tradición de seguir a un Maestro, abandonando el Camino de los Compañeros del Profeta (BP) y, por eso mismo, muchos han empezado a interpretar y seguir el Islam 'según sus propios criterios', es decir, en el fondo, según los deseos de sus egos.
Todos los fenómenos recientes de malinterpretación del Islam se originan sutilmente en esto: todos creen tener derecho a decir qué es el Islam, y todos los que actúan así han abandonado seguir a un Maestro espiritual, que es aquel que recibe autoridad en el dominio espiritual para comprender en cada época la mejor forma de seguir el Islam en nuestras vidas.
Afortunadamente, el virus del individualismo egoísta no está aún muy extendido, y existen aún maestros a los que uno puede seguir humildemente y con profundo respeto y amor, pues ellos son los testimonios vivos, en cada época, de la inmensa amplitud y perfección del Camino del Mensajero de Dios, Sayyidina Muhammad (BP): los testimonios vivos de sus pasos.
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