Salatul fatih

Salatul fatih
Oh Allah bendice a nuestro Maestro Muḥammad, el que abre lo que está cerrado y sella lo que le ha precedido, aquel que hace triunfar a la Verdad por la Verdad, el guía hacia el camino recto, y a su familia, conforme a lo que merece su categoría y su inmenso alcance

martes, 10 de agosto de 2010

Las Ropas que Vistas Hablarán por Ti



Sí, la lluvia descendió en torrentes oceánicos. Las aguas torrenciales cubrieron la tierra entera, las montañas así como las planicies. Todos los incrédulos se ahogaron en esas aguas y fueron destruidos. Pagaron la penalidad por su falta de fe.

Todos aquellos que desprecien a Allah y a Su Mensajero perecerán un día, exactamente igual que el pueblo de Noé. Su destrucción es segura, aunque a algunos les llegará por el agua, a algunos por el fuego y a algunos por el viento.

Tal es el final de aquellos que desobedecen a Allah. Esto lo sabemos por las escrituras Celestiales, incluyendo el Sagrado Corán, que está preservado de la alteración, joven y fresco en toda era, siempre triunfante sobre sus enemigos a lo largo de mil cuatrocientos años, victorioso en todo argumento. Si lo sigues, llegarás a Allah.

El Corán es un cabo salvavidas seguro, un extremo en la mano de Allah, el otro en este mundo. Quienquiera lo aferre, alcanzará Su presencia. Aquellos que lo sueltan, se zambullen en el Fuego ardiente. Son perdedores tanto en este mundo como en el Próximo.

Fue en el mes de Ramadán que esta luz, este criterio, este libro poderoso empezó a ser revelado, que este firme cabo salvavidas entre Allah y Su siervo empezó a aparecer. Fue en Ramadán que la comunicación divina y las relaciones entre Creador y criatura tuvieron lugar.

Qué mes bendito, en el cual Allah, Amo de cielo y tierra, Unico Dueño de este universo, nuestro Señor que posee todos los mundos conocidos y desconocidos, empezó a dirigirse a nosotros y a recordarnos nuestro verdadero valor a Su vista divina.

¡No menosprecies tu propio valor! El Todopoderoso te dice: "Oh hijo de Adán, Yo creé el universo entero para ti. Y a ti te creé para Mí". Este mundo y el Próximo fueron creados para ti. Estos mares, continentes, soles, lunas estrellas, todas las innumerables dádivas de este mundo fueron creadas para ti. El Paraíso con sus huríes, palacios, pabellones y asistentes, todos fueron creados para ti.

¿No ves que la lluvia cae para que tú puedas vivir? ¿Que aparecen los frutos, y las flores en todos sus variados colores? Por ti el sol da su calor. Las primaveras brotan para que tú puedas vivir. Por tu bien se revive a la tierra, se la vuelve a la vida. Por ti los frutos se tornan sabrosos.

Así como se revive a la tierra muerta, también tú serás devuelto a la vida algún día después de haber muerto. Tu valor es muy grande; Allah te da tu alma. Un ángel tan espléndido como Azra’il viene a llevarse esa alma en la muerte. En el Noble Corán, esa dádiva suprema enviada a ti por medio del Mensajero, se te aborda con las palabras: "¡Oh tú que crees!"[i] ¡Sé consciente de tu honor! ¡Estas palabras no están dirigidas a ti por un predicador o recitador, sino por Allah, por Allah en persona, por el Señor de la tierra y Amo del cielo! Y fue en este mes de Ramadán que Él empezó a dirigirse a ti.

¡Qué bendito es este mes de Ramadán, cuando disfrutamos la misericordia divina, el perdón y la gracia generosa! Ibn Abbas relata la Tradición: "Si mi Comunidad comprendiera qué gracia divina hay para ellos en Ramadán, le rogarían a su Señor que permitiera que el mes de Ramadán llenara el año entero. Porque durante este mes todas las buenas obras se recompensan muchas veces. Se acepta la adoración, se concede la súplica y se perdonan los pecados pasados. En Ramadán, el Paraíso se enamora de mi Comunidad".

El gran Sufi, Dawud al-Ta’i, nos cuenta: "En la primera noche de Ramadán experimenté un estado de éxtasis, en el cual vi el Paraíso como en un sueño. En las riberas de los ríos del Paraíso, las huríes estaban sentadas en tronos forjados con rubíes y perlas. Sus rostros eran radiantes como el sol. Al verlas, exclamé: ‘No hay dios sino Allah; Muhammad es el Mensajero de Allah’, y ellas repitieron mis palabras en respuesta. ‘¿Las huríes de quién sois?’, pregunté. Y ellas dijeron: ‘Somos las huríes de aquellos que creen en Allah, que observan el ayuno por Allah en el noble mes de Ramadán, y que se inclinan y postran ante Allah’ ".

Nuestro Maestro Bendito dijo: "El Paraíso anhela a cuatro grupos de mi Comunidad:

1) Aquellos que recitan el Noble Corán;

2) Aquellos que preservan sus lenguas del habla grosera;

3) Aquellos que alimentan a los hambrientos;

4) Aquellos que mantienen el ayuno en Ramadán".

Tales son las características de la Gente en el Paraíso. Recitan el Corán, hacen buenas obras y mantienen limpias sus lenguas. Se cuidan de mentir, calumniar, de la maledicencia, la blasfemia y el abuso. Aquellos que mantienen el ayuno toman consciencia de la condición de los que pasan hambre; esta consciencia los impulsa a alimentarlos. El ayuno es un atributo de los ángeles. En otras palabras, el que mantiene el ayuno se torna como un ángel, obediente a Allah, inocente de pecado; adquiere luz por la Misericordia de Dios y se torna tierno y compasivo hacia Sus criaturas.

Ramadán es un mes tal, que aquellos que lo respetan, ayunando de día y adorando a su Señor y recitando el Corán de noche, quedarán como si hubieran nacido de nuevo. Esto se nos dice en la noble Tradición.

¡Tú que no te preocupas de observar el mes de Ramadán, no olvides que este Ramadán puede ser el último tuyo! Muchos de tus amigos, que aún estaban vivos en el último Ramadán, ahora se están mezclando con la tierra. Quizás para el próximo Ramadán habremos dejado todo lo que poseemos detrás, para yacer solos con nuestras acciones en la tumba. Toma la oportunidad ahora. Sirve a Allah y pronto descubrirás tu recompensa.

Cuando llega el mes de Ramadán, el Trono Divino, el Asiento Sublime y todos los ángeles proclaman las buenas nuevas a la comunidad de Muhammad: "¡Buenas nuevas, Oh Comunidad de Muhammad! ¡Felicitaciones a ti!" De noche y de día, todos los ángeles buscan el perdón para nosotros. Percibe esta buena fortuna y hazla saber.

Sin duda, vale la pena dar la bienvenida al noble mes de Ramadán. Las veintiocho letras del alfabeto [Arabe] no son suficientes para describirle a la Comunidad de Muhammad todos los favores almacenados en Ramadán. Posiblemente se necesitarían veintiocho millones de letras.

Dice el Profeta, la paz sea con él: "El fuego del Infierno tiene prohibido tocar el cuerpo de aquel que se regocija con la llegada del Ramadán". En otra noble Tradición, dice: "En la primera noche del Ramadán, el Señor de la Majestad hace el llamado: ‘¿No hay alguien que Nos ame, para que podamos amarlo a él? ¿No hay alguien que Nos desee, para que podamos buscarlo? ¿No hay nadie buscando Nuestro perdón, para que podamos perdonarlo en honor al Ramadán?’ "

Allah les da esta orden sublime a los Angeles Registradores: "En honor a Mi noble Ramadán, registrad las buenas acciones de Mis siervos, pero no asentéis sus malas acciones. ¡He perdonado sus pecados pasados!"

Según Umar ibn al-Khattab, el Mensajero bendito dijo:

"Mientras un creyente que ayuna yace en su lecho dándose vuelta de un lado al otro, un ángel hace esta súplica: ‘Que Allah te conceda Su misericordia; que Allah te bendiga’. Cuando el creyente se levanta para orar, su cama dice: ‘¡Mi Señor, concédele a este creyente los elevados canapés del Paraíso!’ Las ropas que usa oran: ‘Mi Señor permítele a este creyente vestir las vestimentas del Paraíso’. Mientras se pone los zapatos, ellos dicen: ‘Oh Señor, haz que esta persona camine con paso seguro por el sendero recto. No permitas que sus pies resbalen en el Puente, que es más delgado que un pelo y más afilado que una espada’.

Cuando toma la jarra para hacer su ablución, la jarra exclama: ‘Oh Señor, concédele a este creyente las jarras del Paraíso’. Cuando se lava, el agua de la ablución ruega: ‘Oh Señor, perdona los pecados y los errores de esta persona’. Cuando se pone de pie para orar, su casa suplica por él, diciendo: ‘Mi Señor, haz de la tumba de este creyente un lugar espacioso y llénalo de luz. Concédele Tu Misericordia en abundancia’.

"Allah mira a Su siervo con compasión. Cuando el siervo ofrece una súplica, se dirige a él, diciendo: ‘Oh Mi siervo, de ti la súplica; de Mí la aceptación. De ti la pregunta, de Mí la respuesta. De ti el pedido, de Mí el perdón y la absolución’ "

Nota

[i] ya ayyuha-lladhina amanu

Traducción al Castellano: Asociación Islámica Yerrahi

Autor: Shaykh Muzaffer Ozak al Jerrahi, que Allah lo tenga en Su misericordia y le bendiga a él y a todos los suyos.

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