POR EL MAWLID DEL MÁS AMADO MENSAJERO
Ibn Hisham narró lo siguiente:
“Mientras realizaba el tawaf (circumambulación) durante el año de la conquista de la Meca, Fudala bin ‘Umair Laithi tuvo la intención de asesinar al Mensajero de Allah (la bendición y la paz de Allah sean con él) [Fudala era un recién converso y aún no había alcanzado dominio espiritual sobre sus actitudes previas].
Cuando el Mensajero de Allah (sallallahu 'alaihi wasallam) se acercó donde él, le preguntó: “¿Eres tú Fudala?”. Fudala respondió afirmativamente. Rasulullah, sallallahu 'alaihi wasallam, le preguntó entonces: “¿Qué era lo que pensabas en tu corazón?” “Nada”, respondió, “solo estaba haciendo dhikr [recordando a Allah]”.
El Mensajero de Allah sallallahu 'alaihi wasallam sonrió y dijo: “Continúa con dicho recuerdo” y colocó sus benditas manos en el pecho de Fudala. Su corazón recibió inmediatamente paz.
Fudala, que Allah esté complacido con él, solía decir: “¡Por Allah! Incluso antes de que el Mensajero de Allah, sallallahu 'alaihi wasallam, retirara sus manos de mi pecho, no había nada en toda la creación más querido para mi que el Mensajero de Allah”
(al-Sirat al-Nabawiya ma’a al-Rawd al-Anf, vol.2, p.276; Fiqh al-Sira, p.263)
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"Allah ha dado a un ángel la potestad de oir todo lo que dicen las criaturas, y estará de pie ante mi tumba cuando yo muera. Cuando alguien me bendiga, el ángel me dirá: “¡Oh, Muhammad! Tal persona te ha bendecido”, y entonces Allah bendecirá a esa persona diez veces por cada bendición que haya pronunciado en mi favor".
Y la bendición y la paz de Allah, el Altísimo, sobrecogedoras y pacíficas como océanos súbitamente aparecidos, sean sobre aquel que dijo:
"Allah tiene un ángel cuyas alas van del oriente al occidente. Cuando alguien me bendice por amor a mí, ese ángel se sumerge en el agua y cuando sale de ella, con cada gota que resbala de él Allah crea un ángel cuya misión es rogarle en favor del que me ha bendecido hasta el Día de la Resurrección".
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La bendición y la paz de Allah, propias de una bendición y una paz divinamente rebosantes, divinamente concedidas, divinamente perpetuadas, y en tanto tales, humanamente incalculables, sean en tan gran medida sobre el corazón luminoso, el ruh bendito, de nuestro amado Sayyidina Muhammad, tal que por consideración a él, ´alayhi salatu wa sallam, su Señor, Allah, Exaltado Sea, no deje en abandono a ningún corazón que mencione con amor al nombre de su siervo amado, y tal que por consideración a su siervo más puro y perfecto, nuestro Señor, Exaltado Sea, no permita que el Fuego toque el corazón de quien al menos una vez mencionó con amor el nombre de su amado siervo.
Que le sean concedidas bendiciones y paz en tan gran medida que sean, para quien le mencionó con humildad al menos una vez en su vida, la fortaleza que le salve de la Justicia Divina en la hora de la necesidad, a fin de que quede al abrigo de la Misericordia más Infinita.
Ya que la exaltación del nombre del siervo más amado, alayhi afdalu salatu wa sallam, hace estremecer de amor los siete Cielos, y el regalo que desciende a él desde su Señor es capaz de bañar no uno sino incontables Tronos, pues no hay límite de Amor al Señor Altísimo cuando Él ama, ni hay posibilidad de errar cuando se ama a quien el Altísimo mismo, Glorificado Sea, ha enaltecido por sobre las tierras y los mismos Cielos.
¡Ya Rasulullah!, que tu intercesión nos sea concedida día a día, pues ciertamente sin ella perecemos anegados en nosotros mismos.
Allahumma salli ´ala muhammadin wa ´ala ali muhammadin wa sallim
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