Mawlana Yalaluddin Muhammad Rumi, o simplemente Rumi, es uno de los walis o santos y maestros del Islam más conocidos en Oriente y Occidente por sus famosos poemas e historias, donde se expresan con inagotable belleza y profundidad, inscritas en la literatura universal, los cantos de amor al Amado Eterno, el Uno, Dios.
Su nombre es Muhammad y su título es Yalal-ud-Din o "la Majestad de la Religión".
Nació en Balkh (en lo que hoy es Afganistán), el 29 de Septiembre de 1207. Balkh era un próspero centro de estudios islámicos en la frontera este del entonces Imperio Persa. Su padre, Bahauddin Walad, fue un famoso 'alim o erudito y jurisconsulto del Islam, así como un gran wali y maestro sufi.
La ascendencia de Rumi se remonta a Abu Bakr as-Siddiq, que Allah esté compalcido con él, uno de los más grandes Compañeros del Profeta del Islam y, a en su momento, el primer Califa Recto del Islam.
El hijo de Rumi, Sultán Walad, escribe lo siguiente en su Ibtidaname acerca de su abuelo Bahauddin Walad: «Su título era “Baha al-Din Valad”. Sus devotos eran innumerables. Sus antecesores se remontan a Abu Bakr. Por lo tanto, obtuvo el nivel espiritual más elevado, tal como lo hizo Hadrat Siddiq Abu Bakr».
Se narra que una noche el padre de Rumi tuvo un sueño: El Profeta Muhammad, que la Bendición y la Paz de Allah sean con él (BP), estaba sentado, hablando con sus Compañeros más cercanos en una tienda majestuosa en un campo de batalla, cuando de repente el padre de Rumi, Bahauddin Walad, entró en la tienda y se acercó con respeto al Profeta (BP). El Profeta (BP) lo saludó y le mostró a su derecha un sitio para sentarse. Después, dirigiéndose a los presentes, señaló: «A nuestros ojos Bahauddin Walad es una persona inestimable. De ahora en adelante, nombradlo con el título de “Sultán al-Ulama” [el Sultán de los Sabios]». Al día siguiente, trescientos estudiosos que habían tenido el mismo sueño se dirigieron a la escuela de Bahauddin Walad. Querían revelarle su sueño. Pero antes de que pudieran empezar a contarlo, Bahauddin Walad se lo había narrado a ellos.
Tal como ha ocurrido con otros famosos santos del Islam, el estado espiritual de Rumi, cuya fama llegaría a cruzar el mundo, podía ser observado desde temprana edad.
Se narra que cuando Rumi tenía solo cinco años de edad, solía ponerse en su cuna muy alterado, pues acababa de contemplar en su mente a personajes como el Arcángel Gabriel, la Virgen María, el Profeta Abraham y otros. La causa de estas perturbaciones era que las formas espirituales del No Visto (el mundo invisible) surgían ante su vista, es decir, mensajeros angélicos, jinnes justos y hombres santos ... Solían aparecérsele en forma corporal. Su padre lo calmaba, diciéndole: "Estas son las Existencias ocultas. Acuden a presentarse ante ti, para ofrecerte regalos y presentes del mundo invisible".
En el año 1219, cuando las hordas mogolas de Gengis Kan se aproximaron a la ciudad, Baha Walad migró a la zona oeste del imperio con su familia y sus discípulos. El viaje iniciado duró nueve años hasta que llegaron a la ciudad donde residiría finalmente la familia, Konya. En esos años de viaje, la familia realizó una Peregrinación a la Meca. Y, asimismo, Rumi, aún joven de corta edad, pudo conocer en la ciudad de Nishabur, en lo que hoy es Irán, al wali, el amigo íntimo de Dios y gran poeta Fariduddin Attar, uno de los poetas místicos más famosos de Persia.
Attar reconoció inmediatamente la dimensión espiritual de Rumi. Al ver al padre que caminaba delante del hijo, exclamó: “Aquí viene el mar seguido del océano”. El poeta le regaló al muchacho su libro Asrarnama (el Libro de los Secretos), que trata de cómo el alma se enlaza con el mundo material. Este encuentro tuvo hondas repercusiones en Mawlana y resultó ser una fuente de inspiración para su obra.
Al final de esos años de viaje, la familia de Rumi se dirigió al Sultanato Seljuk (la Turquía actual) donde muchos sabios del Islam, 'ulama y artistas se refugiaron durante esta conflictiva época. Cuando el sultán Seljuk supo de Baha Walad y de su familia, les invitó a instalarse en Konya, la capital.
El sultán nombró a su padre, Bahauddin Walad, que Allah esté complacido con él, responsable de una madrasa (centro de estudios islámicos y en general del saber superior) recién construida en el centro de la ciudad. Rumi, todavía bajo la tutela de su padre, continuó estudiando las disciplinas de su herencia.
A los veinticuatro años, Rumi era ya un reconocido maestro de gramática árabe, ciencias islámicas (el fiqh o derecho islámico, entre otras), astronomía y, por cierto, del conocimiento del sufismo.
Unos años después de su llegada a Konya, su padre Bahauddin Walad murió. Que Allah santifique su secreto.
Dos años después de la muerte de su padre, fue de Konya a Aleppo para estudiar. Como se sabía que era el hijo de un gran maestro espiritual y también buen estudiante, su profesor le concedía mucha atención, coyuntura que provocó las envidias de los demás estudiantes. Éstos le comentaron al gobernador de la ciudad que Jalaluddin era inmoral porque cada noche dejaba su celda por alguna razón desconocida y desaparecía.
El gobernador intrigado, resolvió ver y juzgar por sí mismo. A medianoche, como de costumbre, salió de su habitación y fue directamente hasta la verja cerrada del colegio, seguido por el gobernador. La verja se abrió como por arte de magia y Jalaluddin atravesó las calles hasta la puerta cerrada de la ciudad. Ésta también se abrió por si misma; y de nuevo ambos la atravesaron. Continuaron y llegaron hasta la tumba de Abraham (en Hebrón, a unos 563 Km. de distancia). Allí se pudo ver la cúpula de un edificio, ocupada por una hueste de formas vestidas de verde, que salieron para encontrarse con Jalaluddin y lo llevaron al edificio. El gobernador perdió el conocimiento aterrorizado y no lo recobró hasta después de la salida del sol.
En esos momentos ya no pudo ver ningún edificio con cúpulas ni ningún ser humano. Durante tres días y tres noches erró por una planicie sin caminos, hambriento y sediento con los pies llagados. Mientras tanto, al notar los funcionarios del gobernador su ausencia de dedicaron a buscarlo hasta que preguntaron a Jalaluddin, quién les dijo donde podrían hallar a su señor. Por fin lo encontraron y la llevaron a su hogar. El gobernador se convirtió desde entonces en un adepto y discípulo de Jalaluddin.
Rumi asumió posteriormente el puesto de su padre como cabeza de la madrassa. El brillante joven enseñó con gran talento, abordando los problemas más complejos y enigmáticos de los saberes y las ciencias islámicas. Se convirtió en el guía espiritual de miles de discípulos, incluyendo al sultán, y todos le llamaban Mawlana: "nuestro maestro".
Permaneció la mayor parte de su vida en Konya, dedicando su tiempo a las prácticas espirituales, a la enseñanza y a la escritura. Entre sus obras maestras se cuentan: dos en verso, el Diwan de Shams de Tabriz, un volumen de poemas de amor divino, y el Mathnavi, un clásico de la literatura universal que narra miles de historias y parábolas. Y una tercera en prosa, el Fihi Ma Fihi, que contiene un conjunto de charlas (sohbets) a sus discípulos que su hijo el sultán Walad, recopiló y dio forma.
Como ha expresado un conocido orientalista, S.H. Nasr, "un de las mayores autoridades vivas acerca de Rumi, Hâdî Hâ'irî, ha mostrado en un trabajo no publicadon que alrededor de 6000 versos del Diwan y del Mathnawi son casi traducciones directas de versículos Coránicos a la poesía persa".
En su Diwan, Rumi escribe: "El sufi se aferra a Muhammad [el Profeta] como [lo hizo] Abu Bakr" [uno de sus más grandes Compañeros].
Falleció en diciembre de 1273. Que Allah santifique su secreto.
De sus poemas, citamos las siguientes líneas:
He muerto cien veces y he aprendido esto:
tu fragancia llegó y me hizo vivir.
Di mi vida cien veces, pero escuché tu voz y renací.
Tendí una red en lo más hondo de mi corazón
para atraparla; ella
atrapó mi corazón y huyó.
···
Si para tus aves has construido un pequeño corral
no va a caber en él un camello.
Un pequeño corral tu cuerpo, y tus aves la razón.
Inmenso y glorioso, el camello es el amor.
tu fragancia llegó y me hizo vivir.
Di mi vida cien veces, pero escuché tu voz y renací.
Tendí una red en lo más hondo de mi corazón
para atraparla; ella
atrapó mi corazón y huyó.
···
Si para tus aves has construido un pequeño corral
no va a caber en él un camello.
Un pequeño corral tu cuerpo, y tus aves la razón.
Inmenso y glorioso, el camello es el amor.
(traducción de Roberto MacLean)
Tumba de Mawlana Jalaluddin Rumi (qs)